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CUANDO EL BERRINCHE SE CONVIERTE EN MANIPULACIÓN

Los niños aprenden por ensayo y error. Es decir, prueban algo y si les funciona lo siguen haciendo. Por eso es tan importante que la primera vez que los niños intenten manipular a sus padres estos se lo impidan. La pregunta es ¿Cómo hacerlo? Según estos especialistas no hay recetas, pero sí algunas normas generales:

 - Los padres deben enseñar a sus hijos a pedir lo que quieren de forma concisa y con firmeza, sin recurrir a ningún tipo de artimañas, incluso las caricias.

- Es conveniente que obren con sentido de justicia y antes de dar algo a sus hijos analicen si en verdad lo merecen y si no vulnera el equilibrio con lo que se les ha dado a sus hermanos.

- Los niños deben saber que los gritos y las amenazas no convencen a la gente, solo la convencen los criterios, las razones con fundamento y eso lo aprenden con ejemplos.

- Cuando ocurre el berrinche puede resultar efectivo un sacudón que los vuelva a la realidad y los saque de ese pozo emocional en el que se encuentran.

- Hay que mantenerse en lo que se les dice. Ellos no pueden obtener nada positivo del alboroto que están armando. Tienen que aprender que cuando se les dice no, es no, y que hay formas verbales de expresar sus deseos.

- Cuando esta actitud persiste de manera constante es conveniente llevarlos a un sicólogo especializado en niños porque puede ser debida a un trastorno en su desarrollo. Por ejemplo, una baja auditiva los pone irritables porque no logran captar el mundo como los demás o tal vez el nivel que se les está exigiendo es mayor para lo que pueden dar.

- No hablar en el momento del berrinche sino esperar a que el niño se calme y cuando esto suceda ponerle una sanción que debe ser la misma cada vez que quiera manipular.

- En algunas ocasiones puede ser conveniente ignorarlos, o incluso llevarlos a un sitio que esté lejos de los demás hasta que se calmen y puedan comportarse correctamente.

- Aunque algunas veces es bastante difícil, los padres deben tratar de mantener la calma y no hacer algo de lo que se pueden arrepentir después.

- La reacción que los adultos tengan al primer berrinche es decisiva para el niño.